domingo, 12 de agosto de 2012

Ande, que ande, o no ande

Elefantes. Elefantes gigantes. Me subo por el aire. Caminan. Corro. Elefantes de ciudad. Yo escucho la noche desde mi suelo. Aceleran el paso. Defino la línea de mi cabeza + corazón. Buscan el miedo en sus bolsillos. Tiro lo que no quiero. Abren sus muros de contención. Me pongo el chubasquero en el pecho. Yo ando. Que ando por no hacerlo. Morir en el intento. O no ando. Elefantes. Pierdo el camino. Elefantes brillantes de Luna. Estoy sediento. Elefantes gigantes que se pierden. Quiero. Elefantes metropolitanos se amontonan en un rincón. Caos en mi pulmón. 


NADA.





Despide al sol, todos han vuelto.

Regresar con los brazos cruzados, porque siempre es lo mismo: seguir el instinto animal.

Te han venido a buscar para borrarte la memoria. Reiniciar. Desde este cuarto hasta la luz.

Concentraremos el frío en los dedos.

Suenan triste. Guardan la mitad. Tienen prisa. Sienten el final. Todos mienten. Hablan sin pensar.

Ya no es septiembre nunca más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario