lunes, 25 de junio de 2012

Amélie sin frenos con sonrisas en el Tirso.

Fue un día justo antes de su cumpleaños: un borracho y ella, con más de mil dudas en la cabeza. Sí, me acuerdo bien. Después vino una pregunta y en ese justo momento algo pasó, y no fue más de la cuenta pero si lo suficiente como para que nos temblasen las piernas y tuviésemos que hablar en el suelo con los aviones a punto de salir y un vaso de algo en las manos. Yo suelo decir que me caí dentro de todo lo que ella lleva y desde entonces procuramos ser los que nadie recomienda.

Y tras 4 y 26 mil dudas y después de todo lo que se dijo, ella siguió ahí.

Luego vino Madrid, agosto, charlas en ventanas de habitaciones, donde las camas son muy altas, con las botas de cuero puestas después de perseguir gatos por casas desiertas, mañanas en buses que, a pesar de los cientos de agujeros negros, estaban un poco más llenas de ella, de sin sentidos y demás cosas de las nuestras.







Y anoche allí estábamos otra vez, justo el día de, el borracho y ella, para confirmar que esa pequeña sonrisa de Amélie es la misma que una vez nos hizo caer, que los palillos siguen temblando cuando me ven y sabiendo todas esas cosas que solo yo sé ver.




En las noches más largas das con la luz que hiela las mañana y apunta al sur.

Dorian - Veleros

Pasamos mucho tiempo buscando el cielo en los charcos mientras entraba el otoño por tu balcón y gotas de ácido en mi sangre. Luego vino una gran tormenta que nos arrastró hasta las puertas del infierno y aquí seguimos dormidos los dos. Nuestros sueños son veleros que buscan el Sol. Y no nos vamos a despertar porque sabemos que cuando lo hagamos el mundo va a hacernos pedazos, así que continuaremos bailando en el borde, donde todo el mundo mira y habla pero nadie quiere saber nada.

sábado, 9 de junio de 2012

Monstruo, deja que nos coma el miedo.


He descubierto que solo seremos libres cuando no haya más que perder, porque solo entonces, cuando al haberlo perdido todo, aprenderemos a vivir sin nada y dejaremos de ser masa. Así podremos forzar la realidad, empezar a ser totalmente libres y sin límites nada nos podrá parar.

Un momento: PARA.

Si no hay nada ni nadie, ¿para qué queremos ser libres de verdad?, ¿qué sentido tiene hacer las cosas por nada y para nada?, ¿merece la pena hacer algo sin que tenga consecuencias?, ¿no son acaso las consecuencias lo único que nos mueve a actuar?

Si queremos ser felices, también necesitamos ser libres y para ser libres de verdad solo necesitamos no estar, pero si la libertad no tiene consecuencias, no sabremos cómo actuar, cómo valorar ni comparar, no podremos ser nunca libres de verdad.
Lo único que queremos es ser y estar, tener algo a lo que agarrarnos cuando ya no haya nada más, compartir al respirar, así que, en realidad, nunca queremos ser libres de verdad y por tanto tampoco necesitamos ser totalmente felices, porque si no hay nada y solo estoy yo, lo único que puedo perder es a mí mismo, aunque si solo estoy yo... ¿no puedo acaso perderme un poco más y dejar de buscar en mitad de cualquier no-lugar?


Un duelo salvaje advierte lo cerca que ando de entrar en un mundo descomunal, y no creo que me vaya a gustar mucho más que toda esta fragilidad. Dime que es mentira todo, que no hay una bestia detrás, un sueño tonto y no más, pero si no es verdad, no quiero ocultar que he pasado sin tropezar porque creo en los fantasmas terribles y en mis tonterías para hacer tu risa estallar.
No sé contra quien voy...¿es que acaso hay alguien más aquí?




Aún así, prefiero perderme por ti aunque tú te pierdas porque sí.