domingo, 3 de marzo de 2013

Buscar y ver, explicar

No sé si es por el Gigante de Big Fish o que quiero verte amanecer, pero estoy convencido, sí, tienen que ser ellas, la culpa la tienen mis neuronas espejo.

Es fácil: tú llegas y te reflejas, a veces ni eso porque tú nunca llegas, pero aún así el reflejo dura y, aunque a mis segundos la huella no debiese estar, tú sigues ahí. Pero ahora que lo vuelvo a mirar, no solo es que te reflejas, sino que atraviesas mi cabeza, mis neuronas, y te quedas.

O quizá no sea tan fácil, porque me niego a creer que esto lo sea, pero es lo que es y “no se puede decir de lo que es que no es y de lo que no es que es”; igualmente a mí me gustaría saber. Tal vez también es por mi incapacidad de no poder dejar de pautar lo irracional, pero es que ahora no sé si esto es racional o no, ni siquiera sé si es o deja de ser por el miedo a ver.

No sé si es la Caffeina, la chica paranoica o mis películas, pero me apetece abofetear a todas esas gilipolleces que uno hace sin sentido porque el cerebro retrasado del pecho se lo pide. Y es que cada final lleva razón: sí y no, en el mismo camino. Y justo ahora es cuando tu no puede ser hasta más positivo que yo.

Lo mismo y sí, pero no quieres ver más allá.



"Justo cuando estaba a punto de jugar con el fuego del mechero..."



Ábrelo, ábrelo despacio.

Di, ¿qué ves?. Dime, ¿qué ves?

Vetusta Morla - Los días raros

Definir de un trazo, reagrupar pedazos, en mi colección de medallas y de arañazos.

Aunque aún queden vicios por perfeccionar, nos destaparemos en la intimidad, con el roce de los labios.

Y no lo olvides, sin carbón no hay reyes magos.