sábado, 25 de agosto de 2012

A lo que hemos andado y aprendido

Definir es limitar, sí, pero es necesario hacerlo, así que limitemos para acotar lo que creemos, para definir quien somos y volver a pensar en todo lo que nunca nos gustó; limitemos nuestra existencia. 

Necesitamos saber quién somos para no dejar de ser, porque no puedes dejar de ser lo que eres para ser algo que nunca conseguirás ser, precisamente porque si somos, en todo la extensión de la palabra, es gracias a lo que hemos sido, a lo que hemos andado y aprendido.

Limitemos, pero no confundamos; limitar es crear muros de contención para saber dónde podemos poner los pies. No pongamos barreras, no neguemos la evidencia, todos nos sentimos vulnerables expresando nuestros sentimientos, pero estamos deseando hacerlo.

Una vez limitada la existencia, el ser y la esencia, sabremos quién, pero no porqué, aunque quizá si te esfuerzas y consigues ver, podrás saber qué hay detrás.

Limitemos, sí, pero no confundamos; no podemos ordenar caos. Vivimos en el cúmulo total, limitemos para orientar, no para clasificar y obligar.  Definamos nuestra propia realidad, porque esa es la única verdad que nos interesa, y nos da igual todo lo que los demás puedan.

Limitemos porque allá donde vamos solo hay finales que poder habitar.



Ahora soy otro tipo de problema, y por ello, no espero que nadie me resuelva.









Si alguien se atreve a hacerte daño, sabré hacerle sufrir.



Esta noche, y siempre, mi mente es más ligera que el aire: tengo un mapa del abismo, un agujero negro abierto en el corazón y un libro coartada de este horror.

No necesito a nadie porque sé, que como todas las noches, me perderé conmigo buscando algún paraíso artificial. La vida no engaña, todo es la misma piel.

La corriente lleva al mar y me iría con cualquiera de aquí a la eternidad.

¿Podrás alcanzarme para ser igual que yo, a pesar de que he vivido siempre al este del edén?

Nota para incautos: llevo el signo de Caín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario